Los cascos de los caballos tienen ranillas, esta es una parte muy sensible.
Le debemos prestar atención ya que es un lugar muy propicio para la incrustación de piedras... y un foco importante de infecciones de bacterias.
La limpieza de esta zona debe ser constante, para higienizar la ranura central es preciso percatarse de si en ella existen grietas o algún corte: si es afirmativo se deberá a la humedad de la zona.
Si desprenden mal olor, indica que se ha producido una infección grave. Es entonces cuando hay que proceder a la limpieza completa del casco, aplicando agua oxigenada. Posteriormente, hay que comprobar si la herradura se mantiene en perfectas condiciones, es decir, si continúa bien colocada y los remaches bien apretados. Estos pasos son fundamentales, porque si las diversas enfermedades se desarrollan, el caballo terminará cojeando
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